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Las familias, al rescate del ladrillo

Los promotores creen ver el inicio de la recuperación en el Simed más austero. El Salón Inmobiliario del Mediterráneo (Simed) ha dejado de ser una feria de las vanidades ladrilleras y se ha dado un baño de austeridad. Hace apenas cuatro años, decenas de promotoras trataban de ocultar la burbuja especulativa convidando a sus clientes -y, en no pocos casos víctimas- a jamón de pata negra y cava a discreción, mientras contrataban a cantantes, actores o deportistas famosos para dar empaque a sus enormes stands. Ahora, cuando muchas de aquellas deslumbrantes empresas se han ido por el sumidero de la crisis, las que sobreviven apenas llenan media sala del Palacio de Ferias de Málaga y como mucho regalan caramelos o bolígrafos.

En los cuatro días de la feria se han cerrado más de 60 compras directas. Sin embargo, bajo esa fachada humilde, estrenada el año pasado, el negocio inmobiliario parece que vuelve a coger temperatura. Y no lo hace como antes, gracias a grandes inversores dispuestos a comprarse cinco pisos de una tacada, sino a miles de familias que intuyen que el precio de la vivienda no va a bajar más y consideran que es un buen momento para adquirir un piso con tranquilidad.

Alrededor de 20.000 personas, según la organización, han pasado este año por el Simed, atraídos por los descuentos de hasta el 50% que ofrecían los promotores. "Este año la feria ha estado muy animada. Hemos contactado con más de 200 personas, de las cuales el 10% pueden acabar siendo clientes", calcula Juan Carlos, comercial de del grupo Gestesa. En su expositor -apenas 10 metros cuadrados con dos mesas- destaca la venta por 250.000 euros de una vivienda de 168 metros cuadrados en la Milla de Oro de Marbella, que antes se vendía por medio millón.

Los visitantes, un 20% más que en la lúgubre edición anterior, han permitido a las promotoras cerrar 60 operaciones de venta directa en cuatro días. Esta cifra se duplicará previsiblemente en las próximas semanas gracias a los contactos realizados, según los promotores. En los pasillos abundaban las parejas con mujeres embarazadas o con niños de corta edad.

"Nos ha ido bastante bien, hemos cerrado ventas y hemos hecho unos 300 contactos", asegura Julia, directora comercial de Procusan. "Los clientes generalmente son de Málaga capital, y no vienen buscando un chollazo, son realistas. El problema sigue siendo la falta de financiación, porque los bancos, aunque han abierto algo la mano, siguen apretando", afirma. Un factor que está ralentizando el mercado es que los compradores que desean adquirir una nueva casa necesitan vender previamente la suya, y no abundan los compradores para las viviendas de segunda mano, con precios más inflexibles.

Pese a las dificultades, Miguel Ángel Cintas, gerente de Edipsa, también se mostraba satisfecho: "Este año el formato de la feria está más enfocado al público. Se concretan pocas ventas, pero se cuadruplican las visitas de las casetas de obra. Por eso merece la pena acudir a este tipo de salones".

Fuente: El País